jueves, 1 de diciembre de 2022

Matías


En un globo oscuro, 
pero seguro,
vive Matías,
feliz sus días.

En un globo con agua,
el pequeño ahí se fragua.
Trabaja y trabaja,
a todo le saca ventaja.

En un globo frágil
crece ligero y ágil,
El inquieto retoño,
llegará en otoño.

En un globo independiente,
recibe de su madre el nutriente.
Dentro de su casa,
nada sin filtro se deja o pasa.

Al principio era tan pequeño,
el chiquito risueño.
Su cuerpo formó,
de su hazaña noticia llegó.

Ahora todo es revolución,
sus padres lo esperan con emoción.
Va creciendo lentamente,
rodeado del amor de su gente.

Durante nueve meses,
te desarrollas y creces.
Son cuarenta semanas,
nuestro amor allanas.

Cabeza, hombros, rodillas y pies,
pones nuestro mundo al revés.
Juegas, pateas, revoloteas,
también el vientre de mamá pateas.

Pronto llegarás, 
a tu nueva casa te mudarás.
Y, el cuidado de tu familia,
protección y vigilia recibirás.

En un globo gigante,
Matías ahora es un andante.
Se hace persona,
con lo que le apasiona.

domingo, 25 de septiembre de 2022

Me preguntas: ¿si te quiero? No, no solo te quiero, te amo. Mi máxima expresión de afecto se visualiza: en darte todo lo que tengo y en querer tener más de lo bueno e ir desechando lo malo.

Me preguntas: ¿si te quiero? No, no solo te quiero, te amo. Tienes parte de lo que soy, pues el 50% de mí vive en ti y, desde que fuiste concebida, he consagrado mi vida a tus cuidados.

Me preguntas: ¿si te quiero? No, no solo te quiero, te amo. Al mirarte caminar por ahí, siento que mi corazón late, sueña, juega, ríe y llora contigo, a cada momento.

Me preguntas: ¿si te quiero? No, no solo te quiero, te amo. Trato de demostrarlo con hechos más que palabras, como debe de materializarse el amor, ser acción más que solo expresión.

Y, sí todavía preguntas: ¿te quiero? No, no solo te quiero, te amo. No debes tener duda alguna. Por eso te contestaré, cada mañana, al verte despertar con esa sonrisa de sol, con nuestra canción favorita:

"Si te he dado todo lo que tengo,
hasta quedar en deuda conmigo misma.
Y, todavía preguntas: ¿si te quiero?"

martes, 8 de febrero de 2022

Y te busco en mi espacio 4 X 4


Y te busco en mi espacio de 4 x 4 más no estás, el metro cuadrado en el que me encuentro no ha sido invadido, doy piruetas en todo lugar y no te puedo encontrar, el vacío ha crecido, el frío incrementó, el canto de amor surge también desde la ausencia, el dolor y el desconcierto.

 

No puedo extinguir los recuerdos que me hablan de ti, cada espacio hace que mi mente navegue entre memorias, tal parece que voy a naufragar entre mis lágrimas, este barco va a hundirse con la tormenta gris que azota con fuerza mi alma y hace más fuerte el vacío en mi ser.

 

Hay veces en que la sensación extraña de normalidad me confunde, parece que fueras a entrar por aquella puerta o te encontraré en algún rincón, pero al recordar los días pasados, también sé que te has ido y entre los pensamientos que parecen ciertos me pellizco y separo tanto la realidad de la fantasía como la verdad de las mentiras, en las que intento permanecer sumergido(a)

 

No, no ha sido un mal sueño, lo he vivido, te has marchado, has partido, ya no estás en el nido, no hay jaula que te aprisione, has levantado tus alas, emprendiendo en viaje al cielo y la esperanza del retorno material ha perecido, trayendo la promesa de volvernos a ver, algún día, por toda la eternidad.

viernes, 26 de noviembre de 2021



Querrán cortas mis alas, pero no dejaré que lo hagan, después de todo: aprendí a despegar, voy sintiendo el viento, las nubes, la alegría, la paz y la libertad, aún cuando haya días en los que el sol caliente mis alas y me permita iniciar el vuelo y otros en los que sea tan fuerte que las quiera quemar o tal leve que las quiera congelar, así como, aquellos de tempestad, en los que estoy aprendiendo a refugiarme, a esperar y a mantener el norte, hasta que todo pueda pasar.

Querrán cortar mis alas, pero no dejaré que lo hagan, después de todo: aprendí a volar a mi ritmo, a mi altura y a mi velocidad, sé que me espera mucho más que el horizonte y no estoy dispuesta a renunciar, darme por vencida o claudicar, seguiré firme incluso con el aire, el clima y otros obstáculos en contra, pues sé cuando debo migrar con la llegada de cada invierno y dónde quedarme con la búsqueda de cada verano, no por conveniencia sino por necesidad.  

Querrán cortar mis alas, pero no dejaré que lo hagan, después de todo: aprendí a sobrevivir, a dejar el temor atrás y a enfrentarme al qué dirán y al que diré, no dejaré que mis pensamientos saboteen mi viaje ni me permitiré ser mi propia enemiga, le pediré a Dios, el que creó mi vida, que me vuelva a recordar, cada mañana, que así como el águila se puede renovar, en doloroso proceso, puedo yo también hacerlo una vez más, porque el valor está en levantarse no en la caída. 

miércoles, 25 de agosto de 2021

No soy una mujer ni una madre afgana

No soy una mujer afgana, pero sí una ecuatoriana, que al pensar en ellas no puede evitar llorar. He podido elegir mi fe, mi dogma y la espiritualidad que deseo profesar, con libertad. Cada día puedo elegir el tipo de vestimenta que quiero usar. He podido viajar, estudiar y soñar, sin que nada ni nadie límite mis anhelos, por más altos, ambiciosos e inalcanzable que estos parezcan, a la mirada de quienes me ven crecer.

No soy una madre afgana, pero sí una ecuatoriana, que al pensar en ellas miro a mi hija que crece sin restricciones, prohibiciones o limitaciones ideológicas. Tiene vida, libertad y libre albedrío para hacer su camino, incluyendo los inevitables tropiezos, caídas y puestas de pie. Entonces, no comprendo como en el mismo planeta, la diversidad del pensamiento hace que algunos vayan a extremos violentos y coercitivos.

No soy una mujer afgana, pero sí una ecuatoriana, que le duele saber que algunos lugares se ha detenido el tiempo, el desarrollo socioeconómico no es el mismo y, al parecer, las esperanzas mueren con cada niña, adolescente o mujer que es forzada al encierro, al silencio y a la sumisión, quedando pocas opciones: obedecer, huir o escapar sin mirar atrás, dejando lo poco con el manto cómplice de la noche.

No soy una madre afgana, pero sí una ecuatoriana, que le duele saber como otras madres prefieren entregar pequeñas, en manos de algún desconocido, con el propósito de que sobrevivan a un mañana fuera de toda forma de opresión, persecución e ignominia. En verdad, debe ser desgarrador no volverlas a ver jamás o quien sabe algún día, cuando al final del horizonte se descubran con tan solo mirarse. 

martes, 1 de junio de 2021

A quién confiamos nuestro tesoro

Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (Mateo 6: 21)


Quién alguna vez aseveró que “tener un hijo era como tener tu corazón caminando fuera de tu cuerpo”, tenía toda la razón. Hoy por hoy, como padres miramos el mundo con temor, porque a lo bueno se le llama malo y lo malo comienza a visualizarse como bueno.
 
Es por eso que muchas ideologías intentan colarse por las bases, entrar a las mentes de los más pequeños, no en vano Jesús decía: “que de los niños es el reino de los cielos” (Mateo 19: 14), porque entre todas las cosas que caracterizan a los infantes, se encuentra a más de su ternura esa inocencia, que los hace soñar, creer y confiar en las palabras y actitudes de los demás. Inocencia que permite mirar lo bueno del adulto, convertirlo en héroe protector, pero resulta que, en muchos casos, el protector se puede volver el perpetrador, el acosador o el abusador.
 
Nuestra preocupación en estos días viene de pensar a quién confiamos nuestro tesoro: ¿Quién cuida de nuestros hijos cuando vamos a trabajar?, ¿Cuáles son los amigos que ingresan a nuestro hogar? ¿Cómo está su mente y su corazón?, ¿Qué es lo que observan en nuestro hogar o a través de la televisión, la tableta o el smart phone?, ¿Cuánto tiempo de calidad compartimos con ellos?
 
Hace unos años atrás, miraba como una madre embarcaba a su hija en un taxi, para que el chofer la llevara a la escuela, al parecer salía de una consulta médica del lugar donde la madre laboraba y me quedé sorprendida, entristecida e incluso preocupada, al mirar este hecho, porque por aquellos tiempos otra menor de la localidad había sido raptada, secuestrada, violada, asesinada y sus restos abandonados, en el acto de más cruel perversión humana.
 
Como quisiera un mundo en el que los empleadores buscaran alternativas para que las madres también pudieran cuidar a sus hijos, como: trabajo desde casa; espacios adecuados, dentro de los edificios y oficinas, para que los niños se mantengan cercanos a sus progenitoras; o, flexibilidad horaria para que pueda compartir momentos en familia como el encuentro en torno a la mesa. Todo parece una utopía, en la postmodernidad, pero se vale soñar, soñar en que los adultos tengamos como prioridad la protección, el cuidado y la integridad de los niños y las niñas de todo el mundo, quienes se irán haciendo individuos, personas y seres humanos sanos, felices y plenos de norma, principio y valor.