Mamá turbo: se ha levantado
con el canto de las aves, se ha reportado con Dios, elaborado el desayuno,
adelantado el almuerzo, lavado platos, tendido camas, alistado para el trabajo y
también a su pequeña para ir a clases, todo esto antes de las 08:00, para
comenzar una nueva jornada y el resto de sus labores cotidianas.
Mamá turbo, se ha vuelto más
organizada: madre todo el tiempo, maestra de mañana o por las tardes con poca
experticia, pero en el intento, porque ha entendido que hay que adaptarse a las
circunstancias.
Mamá turbo, pasa todo el
tiempo en actividad, intenta darse respiros, aunque hay días que no lo
consigue; también, se le agotan las baterías y después de cumplir con la rutina
de: hacer dormir a la nena, ir a su momento de belleza y de alistarse para ir a
la cama, esperando que la oscuridad de la noche y el silencio nos acojan, para
por fin salir y respirar profundamente, aunque tenga que aprovechar para
cumplir con otra actividad pendiente del trabajo, la universidad o la casa,
antes de irse de verdad a la cama.
Para mamá turbo, hay veces en
las que no es fácil lidiar más que con el trajinar, con el no poderse
desdoblar, con la necesidad de apoyo sin reclamos, con el que el otro (su
esposo) pueda ver más allá y entender que: un hijo también se lava los dientes
y que cuando son pequeños hay que recordarles constantemente, que un hijo
también se peina, se coloca la pijama para dormir, que cuando son pequeños
necesitan ser acompañados en las tareas y que nosotras como madres por trabajo,
estudio y otras ocupaciones, no podemos estar todo el tiempo, haciendo todo y de
todos.
Mamá turbo, en ocasiones, tiene
la batería baja y tan solo, como ahora, necesita desahogarse y entender que lo
importante es intentar sin darse por vencida, dando lo mejor de sí misma, sea o
no comprendida, valorada o reconocida.
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