Mireya Patricia Bernal (coautora) - Adrián Felipe Vásquez (coautor/editor)
Un profesor de
la Facultad, acostumbraba durante sus clases a formularnos preguntas sobre
variados temas, como por ejemplo: ¿qué es la fe?, ¿por qué vemos al cielo
azul?, ¿cuáles son las sietes artes?..., exhortándonos a no conformarnos, sino
a ir más allá, a investigar y ser curiosos.
Un día nos dijo:
¿de qué están hechos? Una de las ideas, que cruzó por mi cabeza, fue: "estamos
hechos de sueños" Luego, el mismo respondió: “estamos hechos
de polvo de estrellas”.
El catedrático no estaba tan lejos, la Biblia
nos dice que "Dios creó al hombre del polvo y que al polvo
volveremos" y la ciencia dice "que
estamos hechos de polvo estelar"; un antiguo proverbio serbio reza:
"Sé humilde pues estás hecho de tierra. Sé noble pues estás hecho de
estrellas”.
Sí, estamos
hechos de polvo pero también de sueños, del sueño de un Ser Supremo que nos
concedió la vida y que espera lo mejor para nosotros. Todos tenemos un
propósito en esta existencia terrenal, aunque a veces no lo reconocemos, no lo
encontramos y quizá vivimos años o morimos sin alcanzarlo.
Más, como todos, estoy hecha de anhelos
que se albergan en mi mente, en mi corazón y en mi metas, sueños que se han ido
materializando paso a paso (“step by step”), pues sólo
se logran de esa manera.
Recuerdo, que hace un año atrás, me
sentía desanimada, porque una idea se había cruzado en mi mente, desde hace
tiempos, el volver a estudiar y parecía una utopía. Ahora, al culminar el
primer ciclo de estudios, me reconozco por el esfuerzo que he realizado y
agradezco infinitamente a Dios, por su gracia, su misericordia y su amor
para conmigo.
Reconozco, que vencí el temor de
pensar que no lo iba a lograr y de creer que ya pasado los treinta, era una
locura el volver a estudiar junto a personas más jóvenes y ser la mayor
del curso; a ello se suma, el no saber de dónde saldría el dinero para
financiar mis estudios, pero Él creyó en mí como ahora también lo
creo. Obtuve las mejores calificaciones, pagué con mis propios
recursos la colegiatura, pero también reconozco a aquellas personas colocadas
por Dios, que aportaron para que este paso sea dado. Y, más arriba de
ésta primera cumbre coronada, esperan otras cimas, pues deseo seguir
escribiendo y, más tarde, ilustrar mis propias creaciones. Sé que Dios ha
sido quién ha posibilitado de una manera tan perfecta las situaciones, ya que
como señala la Biblia: "todo tiene su tiempo" (Eclesiastés 3)
He aprendido que nunca es tarde para
aprender algo nuevo, de hecho, cuando lo haces sientes que la vida vuelve a
fluir, que la monotonía se aleja, que estamos hechos de polvo de estrellas,
aquellas que vemos tan lejanas y nos hacen pedir un deseo cuando pasan fugaces
por el firmamento; y, espero cumplir también el propósito para el cual
Dios me creó, después de todo la vida es un instante y espero vivir este
instante haciendo el bien, lo mejor posible.
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