lunes, 23 de marzo de 2020

Polvo de estrellas

Mireya Patricia Bernal (coautora) - Adrián Felipe Vásquez (coautor/editor)


Un profesor de la Facultad, acostumbraba durante sus clases a formularnos preguntas sobre variados temas, como por ejemplo: ¿qué es la fe?, ¿por qué vemos al cielo azul?, ¿cuáles son las sietes artes?..., exhortándonos a no conformarnos, sino a ir más allá, a investigar y ser curiosos.

Un día nos dijo: ¿de qué están hechos? Una de las ideas, que cruzó por mi cabeza, fue: "estamos hechos de sueños" Luego, el mismo respondió: “estamos hechos de polvo de estrellas”

El catedrático no estaba tan lejos, la Biblia nos dice que "Dios creó al hombre del polvo y que al polvo volveremos" y la ciencia dice "que estamos hechos de polvo estelar"; un antiguo proverbio serbio reza: "Sé humilde pues estás hecho de tierra. Sé noble pues estás hecho de estrellas”.

Sí, estamos hechos de polvo pero también de sueños, del sueño de un Ser Supremo que nos concedió la vida y que espera lo mejor para nosotros. Todos tenemos un propósito en esta existencia terrenal, aunque a veces no lo reconocemos, no lo encontramos y quizá vivimos años o morimos sin alcanzarlo.

Más, como todos, estoy hecha de anhelos que se albergan en mi mente, en mi corazón y en mi metas, sueños que se han ido materializando paso a paso (“step by step”), pues sólo se logran de esa manera.

Recuerdo, que hace un año atrás, me sentía desanimada, porque una idea se había cruzado en mi mente, desde hace tiempos, el volver a estudiar y parecía una utopía. Ahora, al culminar el primer ciclo de estudios, me reconozco por el esfuerzo que he realizado y agradezco infinitamente a Dios, por su gracia, su misericordia y su amor para conmigo. 

Reconozco, que vencí el temor de pensar que no lo iba a lograr y de creer que ya pasado los treinta, era una locura el volver a estudiar junto a personas más jóvenes y ser la mayor del curso; a ello se suma, el no saber de dónde saldría el dinero para financiar mis estudios, pero Él creyó en mí como ahora también lo creo. Obtuve las mejores calificaciones, pagué con mis propios recursos la colegiatura, pero también reconozco a aquellas personas colocadas por Dios, que aportaron para que este paso sea dado. Y, más arriba de ésta primera cumbre coronada, esperan otras cimas, pues deseo seguir escribiendo y, más tarde, ilustrar mis propias creaciones. Sé que Dios ha sido quién ha posibilitado de una manera tan perfecta las situaciones, ya que como señala la Biblia: "todo tiene su tiempo" (Eclesiastés 3)

He aprendido que nunca es tarde para aprender algo nuevo, de hecho, cuando lo haces sientes que la vida vuelve a fluir, que la monotonía se aleja, que estamos hechos de polvo de estrellas, aquellas que vemos tan lejanas y nos hacen pedir un deseo cuando pasan fugaces por el firmamento; y, espero cumplir también el propósito para el cual Dios me creó, después de todo la vida es un instante y espero vivir este instante haciendo el bien, lo mejor posible.

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